EL ATLÉTICO DE MADRID
Todos, creo yo, nos hemos alegrado del triunfo del Atlético sobre el Atletic. Una victoria magnífica, llena de buen juego, de entusiasmo y de jugadas que ya quisieran otros equipos. Un partido lleno de garra, de entusiasmo y deportividad.
Llenó de emoción ver a las dos aficiones rojiblanca llenar el estadio de Bucarest, dos equipos españoles que aplaudieron mutuamente el espectáculo que ambos equipos ofrecieron al mundo y de manera especial a España.
Un Atlético que ganó una final europea donde equipos del dineral del Real Madrid y Barcelona no supieron ni pudieron alcanzar ni siquiera la final. Es un ejemplo para esos gallitos, que no todo consiste en dinero, sino en echar corazón y garra para ofrecer un espectáculo soberbio a la afición española.
Un Atlético que ganó una final europea donde equipos del dineral del Real Madrid y Barcelona no supieron ni pudieron alcanzar ni siquiera la final. Es un ejemplo para esos gallitos, que no todo consiste en dinero, sino en echar corazón y garra para ofrecer un espectáculo soberbio a la afición española.
Y hay que destacar dos aspectos: Falcao, en primer lugar, un jugador de gran categoría, de soberbia visión del gol y un disparo que en nada tiene que envidiar al de otros jugadores muchimillonarios. En segundo lugar el comportamiento de las aficiones, los derrotados aplaudiendo a los vencedores, y los vencedores haciendo el pasillo a los derrotados. Dos ejemplos de como deben comportarse los buenos aficionados al deporte. Excepto en entrenador Bielsa que se negó a saludar al presidente del Atlético y al Príncipe de Asturias en un gesto lleno de mal perder.
Una gran noche para el fútbol.
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