POESÍA ERES TU
Me llama la atención la escasa atención que prestan los libreros a la
poesía. Y lo mismo se puede decir del teatro. Si vais a una librería y echáis
una ojeada por las estanterías os llevaréis
la triste sorpresa de que no publicitan libros de poesía ni de teatro. Y
si lo hacen son los mismos poetas de siempre, es decir aquellos que destacaron
por sus posiciones políticas de izquierda, es decir: García Lorca, Miguel
Hernández, Salinas, Machado (Antonio), Alberti, Neruda, etc . Los demás apenas
existen, excepto algún privilegiado.
Pero la
pregunta que hay que hacernos es la siguiente: ¿"Por qué no se lee apenas
poesía"? La respuesta es que la imaginación hay que trabajarla; las
imágenes que nos presenta el poeta hay que leerlas detenidamente; los símbolos
frecuentes no atemorizan; las metáforas nos dan miedo; la simbología nos llena
de estupor. Todo ello hay que descifrarlo, el argumento es complicado, la trama
que se describe hay que analizarla.
Todo ello
lleva a la conclusión de que la poesía es inalcanzable para el lector medio. En
cambio, la novela tiene generalmente un argumento lineal, algo que nos vas
llevando por un recorrido lógico. Se describe a los personajes en su aspecto
exterior, así como de su forma de comportarse, de pensar, de reaccionar hacia
nuevos acontecimientos. El personaje es desmenuzado. A veces con descripciones
meticulosas, pero otras veces con pequeños trazos que os hacen ver al personaje
de manera clara y contundente.
Pero en
poesía todo es imaginación, interiorización, modos de reaccionar ante
situaciones concretas, ante pensamientos, imaginaciones que nada tienen de
concreto. Las metáforas nos desconciertan; el cromatismo nos deslumbra y apenas
podemos ver la realidad; las imágenes nos enajenan.
Todo en
la poesía nos llena de inquietud, no nos atrevemos a detener la vista en un
verso, tenemos que cerrar los ojos y tratar de llegar al conocimiento exacto de
lo que el poeta quiere transmitir. Por ello la poesía cuesta trabajo leer. Pero
una vez que nuestra mente se ha acostumbrado a la lectura de los símbolos y las
alegorías la lectura se hace más sencilla. El mundo oscuro y lleno de
simbologías se aclara y la luz aparece ante nuestra mirada para hacernos
disfrutar de un cuadro lleno de color.
Por ello la poesía hay que leerla con atención, relamer todo lo que
describe, detenerse en su belleza cromática, simbólica y deleitarnos con una
especie de alimento espiritual que sosiegue nuestro mundo interior.
Luchemos por un mundo en donde venza la poesía y la prosa quede para los
prosaicos.
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